jueves, 16 de junio de 2011

Caminando con leones


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Zambia


Espero que el tiempo no me haya alterado el recuerdo. Que lo que escriba a continuación, tenga más de real que de ficción y que el sosiego que disfruto hoy no evoque erróneamente el cansancio que vestía en esas jornadas.

Las circunstancias del viaje me obligaron a tomar una determinación imprevista. Por más que me hubieran preguntado antes de la fecha, mi respuesta hubiera sido siempre negativa. Contraria a contribuir a un espectáculo algo tenebroso, dudoso, “turístico”, manipulador o incrédulo. Me gusta y me interesa saber acerca de las intenciones reales y propósitos de los llamados espectáculos naturalistas o “experimentos de reintroducción al hábitat natural”, pero he de reconocer que no me informé lo suficiente, o ni me lo planteé, mejor dicho, pues no tenía intención de comprobarlo de primera mano. Abdiqué a vivir la experiencia, gracias al consejo de un amigo que lo había hecho meses antes, a las duras jornadas precedentes y a la aceptación unánime del grupo.
Después de los primeros instantes de interés, expectativa y admiración, entré en un letargo de insensibilidad y apatía. Un pequeño destello de esperanza me iluminó cuando uno de los leones atisbó una presa en la lejanía, los cuidadores nos pidieron silencio, yo me autoerigí expectante y el instinto imborrable del felino hizo el resto. Utilizó una estrategia sólo absorbida por los genes para acechar a un par de facóceros que deambulaban en la distancia. Sin duda, lo mejor de la experiencia. Cambio el tacto de su bello en mis manos, el intercambio de miradas felinas, la adrenalina al comprobar la envergadura de sus fuertes mandíbulas con un simple bostezo, la deferencia por compartir su territorio y la inolvidable experiencia de pasear junto a ellos, por que mis temores no se cumplan. Por que mi pesimismo se convierta en su esperanza y haga borrar de mi memoria ese inolvidable recuerdo, si hiciera falta.

Espero que no tuviera razón. Ella. Creo que era americana. Lo deseo. Esa persona a medio camino entre la extravagancia y el desencanto. Espero que no fuera una patraña, una burda mentira, una falacia. No he intentado cerciorarme a posteriori sobre su presunto embuste, mejor así.

Que no fuera algo parecido a una escena un tanto aparatosa, circense o teatrera. Que la increíble experiencia vivida entre leones, se canalizara a través de la auténtica labor naturalista que supuestamente divulgaban. Espero que a día de hoy, o en breve, esos prototipos de majestuosos leones vivan libres en la sabana buscando el reinado africano. No me gustaría saber que he sido participe de un juego estéril y vacío de contenido zoológico. Colaborador del descalabro humano. Que la reintroducción a la vida salvaje no sea una utopía y que el espíritu de George Adamson pueda cohabitar todavía hoy día en los corazones de algunos hombres que se esfuerzan por alejarse del negocio sin escrúpulos.


2 comentarios:

Jose dijo...

Madre mía. Qué fotos. Canción: "Listen to the lion" - Van Morrison de banda sonora. Abrazos muchacho.

Anónimo dijo...

Que sorpresa! Tu por aqui!
He estado desconectado, por eso el retraso. Desconectado por decision propia y ajena. En el Tibet la desconexion es total y espiritual, el gobierno chino te desconecta fisicamente y moralmente :D
Aqui, en Yangshuo, hay algun piratilla que se escapa un poco de la reppppppressssssion!!!
Me despido escuchando "Listen to the lion".
Abrazos

juliobcn